Óscar Santos. Foto de Anna Belén García |
CATALEJO DE CAPITÁN
Se lo compré en Nápoles a un vendedor
ambulante. Debió de pertenecer al capitán del velero María, que se hundió aquí,
cerca de la Costa Dorada, un día soleado y en misteriosas circunstancias.
Extraño
objeto. No importa adónde lo dirigieras, que sólo se veían dos tiras azules:
una de color zafiro oscuro y otra celeste.
Zbigniew Herbert, Poesía completa, Lumen.
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