Foto: Ana Santos Payán |
sombras en las que creemos
haber visto algo
Estíbaliz Espinosa, papel a
punto de
Su corazón es un nervio
nocturno que se atora a las sombras del cuerpo
David Meza, El sueño de Visnu
suben las sombras del dolor,
se alejan los recuerdos
y se moja el mar de luz
Carles Duarte, Los inmortales
La vida se detiene aquí.
Sombras cálidas abrazan mi destino.
Begoña Callejón, Cenicienta
en sangre
Te preguntas si desde fuera
habrá forma de nombrar las
sombras.
Harkaitz Cano, Alguien anda en
la escalera de incendios
–Sí, cariño, todo está
bien– te ofreceremos una de sombras para
que puedas perderte.
Natalia Manzano, Apnea
volar a muchos
centímetros del suelo
hablar con las sombras
Maite Dono, Circus girl
Mi amor siempre viaja en tren
a la velocidad de las sombras
que alivian la violencia solar.
Javier Corcobado, Yo quisiera
ser un perro
me debato entre sombras
y alfileres de agua
Raúl Quinto, Qué la fuerza te
acompañe
Quizá hubieses querido
proyectar en tus palmas, por
las sombras,
sobre el temblor de todo lo
tocado
el animal del miedo que eras
tú.
Lorenzo Oliván, La noche a
tientas
Las
sombras no
mellan
el resplandor:
la
luz es sólida.
Eduardo Moga, Los haikús del
tren
Vistiendo sombras
Ana Gorría, Araña
ser sobre la tierra
y no ser
sino sombras
nómadas bajo la vía
láctea
Juan Manuel Barrado,
Fragmentos de cal
Sobre la pantalla del
televisor
sintonizado en un canal de
cocina
nuestra sombra se llena
lentamente
de nieve gris
y ruidosa.
¿Qué nos habrá traído hasta
aquí?
¿Qué será eso que nos hipnotiza
más allá de la materia?
Alberto Santamaría, Interior
metafísico con galletas
Y corro entre los fantasmas
Que me dan la leche de sus sombras irisadas
Y veo a mi madre
Y corro
Y me corro
Maite Dono, Sobras
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