Todos somos hijos
de un dios borracho.
Ávido de sangre, de un dios herido
por el canto negro y el manto blanco
que nos cubre como mortaja
y señala con el dedo.
Todos somos hijos
de un dios anciano y borracho.
Una vesícula como la tierra
que nos roba la plegaria de sabernos
muertos. En una zanja de por vida
con aquellos que nos precedieron.
Kepa Murua, Cantos del dios oscuro, El Gaviero Ediciones, 2006.
de un dios borracho.
Ávido de sangre, de un dios herido
por el canto negro y el manto blanco
que nos cubre como mortaja
y señala con el dedo.
Todos somos hijos
de un dios anciano y borracho.
Una vesícula como la tierra
que nos roba la plegaria de sabernos
muertos. En una zanja de por vida
con aquellos que nos precedieron.
Kepa Murua, Cantos del dios oscuro, El Gaviero Ediciones, 2006.
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