miércoles, 5 de diciembre de 2012

Panero, su médico y la enfermera. Un poema de Germán Guirado



NOCTURNO Y PARAÍSO

Panero desearía ser piel roja.
Panero está loco, pero sabe destruirse muy bien.
Cocina con lentitud, a fuego de cigarrillo, un poco de toda
la coca-cola posible y tose una pequeña cita de Rimbaud.
Ha sustituido la incontinencia metafórica
por una incontinencia urinaria mucho más triste.
Panero desearía ser piel roja pero a estas alturas ya sabe
que el viejo Sitting Bull no atravesaría ni loco el océano
en un pájaro de hierro.
Nunca fue feliz porque quizás nunca llegó a estar muerto.
Pero Panero no está loco y se lo repite mientras busca
en sus bolsillos algún tranquilizante. Tranquilizante
que no consigue apaciguar el verso ni el grito del tambor.
Qué importa que no se entienda lo que bulle en su boca,
la sala está llena y la gente aplaude y sonríe porque
es un poeta maldito o solitario y eso es lo que cuenta.
Panero sólo quiere ser escuchado y salpica alguna que otra cita
sin venir a cuento, esta vez con su médico de confianza.
Más tarde, regresará en un pájaro de hierro a su jaula
para canarios y alguna enfermera se asomará a sus pupilas
como quien se arroja a un pozo de versos, pero ya tan solo
sueña con praderas partidas y polvo deshecho en el viento.
-Tantos poetas sueltos y todo el manicomio entero para él-.

Germán Guirado, Menos tú.

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