lunes, 30 de enero de 2012

Un poema de Martín Espada para el Día de la Paz


Diseno de portada: Carlos Valera

SOLDADOS EN EL JARDÍN
Isla Negra, Chile, septiembre de 1973.

Después del golpe militar
los soldados aparecieron
una noche en el jardín de Neruda
blandiendo linternas para interrogar a los árboles,
maldiciendo a las piedras que los hacían tropezar.
Desde la ventana del dormitorio
podrían haber sido
conquistadores de galeones hundidos
de vuelta del mar para terminar
el saqueo de la costa.

El poeta se estaba muriendo:
el cáncer refulgía por su cuerpo
y lo tenía dando vueltas en la cama para matar las llamas.
Aún así, cuando el teniente irrumpió en el piso de arriba,
Neruda se encaró y le dijo:
–Aquí sólo hay un peligro para usted: poesía.
El teniente se llevó el casco al pecho,
pidió disculpas al señor Neruda
y se apresuró a bajar las escaleras.
Las linternas se disolvieron una a una entre los árboles.

Durante treinta años
hemos andado en busca 
de otro sortilegio 
que consiga que los soldados
se esfumen del jardín.



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