La caza de un
dragón
Los sonetos, Robert Juan-Cantavella, El Gaviero Ediciones, Almería, 2011. |
El soneto es un
animal salvaje, un dragón: Valente dio instrucciones de cómo pintarlo y Robert
Juan-Cantavella (Almassora, 1976) nos exige darle caza. Complicada tarea.
Construye un alegato contra las imposturas de la tradición y sus liturgias, con
el único propósito de continuar la farsa e inventar nuevos miedos a los que
datar (p.14). Porque no es posible escribir sobre uno
mismo, nos dice, y no es posible escribir como se ha hecho siempre. El lenguaje
es un dragón escurridizo. Aunque
el peso de la tradición literaria y de la vida en sí acechen dentro, como
parásitos de todo texto. El autor lo intenta, entre el delirio y la ironía, a
través del balbuceo y la violencia sintáctica. Una especie de barroco tóxico. Y
lo que ofrece es ruido: mezcla textual, marasmo de historias. Y la búsqueda del
poema atravesando el libro como un sampler, una pirueta que nos recuerda
algunos hallazgos de Maillard. No es un libro amable con el lector, nadie dijo
que la caza de un dragón debiera serlo.
Fuente: Quimera, febrero, 2012.
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