La editorial almeriense El Gaviero ha cerrado este 2012 por todo lo alto con la publicación de El sueño de Visnu de David Meza (Ciudad de México, 1990) después de publicar, este mismo año, sendos libros de poesía de Alberto Santamaría o Pablo López-Carballo. Según David el viaje no ha hecho más que comenzar; los primeros versos de este libro los escribió a los diecinueve años. De las siete partes que componen la obra, estre libro recoge las dos primeras partes: Rebeca y Luis.
La poesía de Meza es una contradicción en sí misma. Un barrido por los convencionalismos a través de su estructura experimental, rica en imágenes, evocadora y mística, deconstruyendo los discursos y su realidad, así como favoreciendo lo poderoso en sus construcciones yuxtapuestas. De esta manera, nos acerca a un sinfín de posibilidades en este libro con una singular visión que concibe una poesía empuñada con mayúsculas y su riesgo, sin miedo ni contención, desde un surrealismo poderoso que nos brinda la posibilidad de seguir soñando (la creación de mundos propios).
Cada verso es una nueva ventana abierta dentro del imaginario desbordado del jovencísimo autor. Su poesía es un chorro visionario que entreteje posibilidades de mundos en otros mundos. El sueño de Visnu es un canto pagano, es el desgarro de la humillación, es una poética que atraviesa de par en par la vida; que la idea, que la amamanta. Es un libro que sueña otros sueños. Es un libro que tiene la cualidad de ser mundo. Una poética coral concebida desde el conjunto, desde la unidad estilística, en la frontera entre el monólogo y el dietario.
David Meza entrelaza la escritura narrativa cortada por el aliento poético de versos concisos que en su alineación ejercen como iluminadores de la visión amplia, extensa y fugaz del autor que, sin una brújula exacta, lleva al lector con su desbordante discurso a través de su propuesta de ruptura estética, con la cualidad del enunciante a un mundo asalvajado. No extraña que cite como referentes a autores como Leopoldo María Panero, Luis Rosales o Vicente Huidobro. Entre otros, se podría considerar también a Juan Carlos Mestre.
En este doble libro se evoca un misticismo descabellado desde una poesía que tiene el poder de transformación de la palabra y de la imagen, tan animalística y ancestral. Sus discurso está aferrado a la tierra y a la creación, desde una sucesión de historias que dan aliento a las vidas que pudieron ser. La literatura como ejercicio de dar vida a lo que no pudo (ser).
El sueño de Visnu es libro impregnado de flujos y esencias, es el vuelo del pájaro que todo lo ve. Es la poética de la nostalgia y del mañana. De las siguentes generaciones que están preentes. Poesía que (se) sale de sí misma, convirtiéndose en margen, en fuerte, en muralla de una expresión expansiva y generadora de (nuevos) lenguajes. Poesía enfrentada al mundo que (se) niega a ser. Escrita desde “el pecho lleno de musgo, de nieve, de agua, de tierra y de semillas que florecen como soles”.
Fuente: Koult
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