19 de septiembre de 2008 Diario PúblicoPEIO H. RIAÑO
Miguitas de la molestia
Habrá que derrumbarlo todo o hacerlo saltar por los aires. Habrá que acabar con lo que no podemos y aceptar dónde nos duele. Nunca nadie dijo que reír fuera fácil, ni que para la defensa personal de los sueños bastase con un par de vinos. Nadie jamás que todo lo malo fuese para siempre. Hasta eso se viene abajo. Pero hay que acercarse mucho al dolor para combatirlo. JUAN MANUEL BARRADO (Cáceres, 1962) se acerca en el poemario Fragmentos de cal (El Gaviero), un viaje de dos años por la usura, la memoria, la infancia, el veneno, la pobreza, la esperanza, de la mano de una poesía de la conciencia que se pregunta ¿cómo es posible una cabeza llena de nubes en el circo capitalista?
Pitas, pitasLa actualidad es la bomba, de racimo. Le estalló a Juan Manuel en los morros y no se la pudo quitar de encima más que con terapia escrita. El autor trata de curarse con poemas explosivos que arreglen tanto absurdo: “Que sobran literalmente patatas / y sin embargo la vieja Europa / dividida en dos mitades / caridad y pornografía”. Nos cuenta que uno no llega a superarlo del todo nunca y no te extraña: cualquiera podría confirmar los daños colaterales. El poeta ha tenido dos años el libro a fuego lento, limando, corrigiendo y esperando que de tanto arreglar y definir no se le fuera la espontaneidad. Porque Barrado es poeta visual y eso lo aprovecha en este volumen para dejar las palabras en los huesos, quitándole carne de fanfarria. Y así es como evita el panfleto la poesía de la conciencia, gracias a la sugerencia. La maravillosa edición del libro ayuda a la limpieza y el impacto de estos proyectiles –tan bien colocados sobre la página color hueso– que le ayudan a sobrellevar el malestar crónico. De ahí la melancolía, de ahí la rabia. Ahí el descarado levantamiento contra el capitalismo y sus ruinas (fragmentos de cal).
Putas, putas
“Y si me parte un rayo / que sea en la cripta de homero / no entre los árboles falsos / de esos almacenes amarillos”. Las heridas se las lame con la palabra en la tinta para mantener intacta la materia de los sueños. No hay que olvidar que todo este recorrido que hace por la destrucción de las ilusiones parte de la más tierna infancia: “Donde hubo paraíso / mi madre come manzanas / nueces / donde quiso el destino / si eso es posible”. Esa tierra prometida desaparece poco a poco, pero no llega la ira, ni la vehemencia, no llega el enfado. Sin embargo, a veces se echa en falta un buen salivazo a todo eso que huele tan mal y tan difícil nos lo pone. Un poco de malas entrañas contra el espectáculo infame, la destrucción de la verdad, el tráfico de ilusiones y el beneficio del cinismo.
Pitas, pitasLa actualidad es la bomba, de racimo. Le estalló a Juan Manuel en los morros y no se la pudo quitar de encima más que con terapia escrita. El autor trata de curarse con poemas explosivos que arreglen tanto absurdo: “Que sobran literalmente patatas / y sin embargo la vieja Europa / dividida en dos mitades / caridad y pornografía”. Nos cuenta que uno no llega a superarlo del todo nunca y no te extraña: cualquiera podría confirmar los daños colaterales. El poeta ha tenido dos años el libro a fuego lento, limando, corrigiendo y esperando que de tanto arreglar y definir no se le fuera la espontaneidad. Porque Barrado es poeta visual y eso lo aprovecha en este volumen para dejar las palabras en los huesos, quitándole carne de fanfarria. Y así es como evita el panfleto la poesía de la conciencia, gracias a la sugerencia. La maravillosa edición del libro ayuda a la limpieza y el impacto de estos proyectiles –tan bien colocados sobre la página color hueso– que le ayudan a sobrellevar el malestar crónico. De ahí la melancolía, de ahí la rabia. Ahí el descarado levantamiento contra el capitalismo y sus ruinas (fragmentos de cal).
Putas, putas
“Y si me parte un rayo / que sea en la cripta de homero / no entre los árboles falsos / de esos almacenes amarillos”. Las heridas se las lame con la palabra en la tinta para mantener intacta la materia de los sueños. No hay que olvidar que todo este recorrido que hace por la destrucción de las ilusiones parte de la más tierna infancia: “Donde hubo paraíso / mi madre come manzanas / nueces / donde quiso el destino / si eso es posible”. Esa tierra prometida desaparece poco a poco, pero no llega la ira, ni la vehemencia, no llega el enfado. Sin embargo, a veces se echa en falta un buen salivazo a todo eso que huele tan mal y tan difícil nos lo pone. Un poco de malas entrañas contra el espectáculo infame, la destrucción de la verdad, el tráfico de ilusiones y el beneficio del cinismo.
5 comentarios:
Dar vidilla al derrumbe, con Barrado.
Uno de mis contactos me lo entregó ayer ;D Estoy deseando empezarlo...
¡Gracias!
me gustó mucho Fragmentos de cal. Respecto a Godoy/Rajoy también lo pensé.Pero bueno yo estoy ahora en lo mío, Esperar a Godot.
besos
Ya es tres, pero es que no tuve tiempo antes: felicidades a quien corresponda jejejeje ;D
Te ha gustado la reseña de El Cultural?
Publicar un comentario