Foto: Ana Santos Payán
Difícilmente se encuentra un libro como este de Ana Tapia. Difícilmente se encuentra a un/a poeta que sea capaz de trasladar al verso la antropología. Pero, sobre todo, difícilmente se encuentra hoy en día un libro de poemas tan perfecto y tan heterogéneo como el que nos presenta El Gaviero.
El polizón desnudo es un libro que nos adentra en lo peor del ser humano (en esa estancia conquistadora que somete, aunque para ello haya que derramar sangre), en la ternura más limpia, en la libertad más demoledora.
Hacía mucho que no leía un libro como el de Ana, de esos que te miran a los ojos y te clavan cada verso en las retinas. Porque todo está medido, cada palabra es la que es y no podría ser otra; la rabia está contenida en la poeta para que se desborde en el lector.
ANA TAPIA (Almería, 1974). Licenciada en Psicología y en Antropología Social. Ha sido profesora de Escritura Creativa en los Talleres Castalia de Granada. Colaboró en revistas como El fantasma de la glorieta, Iguazú y El Coloquio de los perros, así como en el diario La Voz de Almería. Fue redactora jefe de Campus (Universidad de Almería). Algunos de sus relatos aparecieron en antologías como Todos somos diferentes (Asociación de Derechos Civiles, Madrid, 2000), Relatos Martín Vivaldi(IAJ, 999) y Microrrelatos Art Nalón (Langreo, 2006). Su poemario Túnel de espejos deformantes (Andrómina Ediciones, 2006) recibió el Premio Leonor de Córdoba. Obtuvo premios de relato como el Premio Carmen de Burgos por El baile de las agujas (Almería, 999) y el Premio Martín Carpena por La Misión de Gorio. Trabaja como profesora en un instituto de secundaria.
ANA TAPIA (Almería, 1974). Licenciada en Psicología y en Antropología Social. Ha sido profesora de Escritura Creativa en los Talleres Castalia de Granada. Colaboró en revistas como El fantasma de la glorieta, Iguazú y El Coloquio de los perros, así como en el diario La Voz de Almería. Fue redactora jefe de Campus (Universidad de Almería). Algunos de sus relatos aparecieron en antologías como Todos somos diferentes (Asociación de Derechos Civiles, Madrid, 2000), Relatos Martín Vivaldi(IAJ, 999) y Microrrelatos Art Nalón (Langreo, 2006). Su poemario Túnel de espejos deformantes (Andrómina Ediciones, 2006) recibió el Premio Leonor de Córdoba. Obtuvo premios de relato como el Premio Carmen de Burgos por El baile de las agujas (Almería, 999) y el Premio Martín Carpena por La Misión de Gorio. Trabaja como profesora en un instituto de secundaria.
Un libro dividido en seis partes que podrían ser una, o seis libros diferentes. Porque, como dice Ana Gorría en el excelente prólogo que inaugura al polizón: "Todo creador de símbolos arriesga una aventura." Tapia crea los símbolos pertinentes para señalar con una extraña fiereza todo lo que cree denunciable, aquello que nos han querido inculcar como la norma y no es sino la regla sin medidas que establecen unos para los otros.
Y es que este libro habla de eso, de lo que Benedetti llamó la "otredad", pero con un filtro único, sustancialmente distinto a todo lo que se ha visto, porque Ana tiene el sentido crítico de la filántropa.
Por otra parte, la reivindicación del llamado por las sociedades patriarcales "el sexo débil", se transforma aquí en una lucha llena de belleza y sensualidad.
Si se acercan a las palabras y los versos de esta almeriense, no van a poder evitar terminar recomendando su lectura como, ahora yo, estoy recomendándosela a ustedes.
APUNTES SOBRE EL CORAZÓN DE MARGARET MEAD
El mundo entero es un lugar
que rezuma hogares
donde poder vivir.
No se mide el amor a un hogar
por el tiempo
o por la antigüedad de sus hechuras
sino por la vivacidad que allí reside.
He visto el mundo y sé que es un hogar
de muchas chimeneas
desde el que al fin podré mirar
el vuelo de las ocas que se marchan al sur.
Si se acercan a las palabras y los versos de esta almeriense, no van a poder evitar terminar recomendando su lectura como, ahora yo, estoy recomendándosela a ustedes.
APUNTES SOBRE EL CORAZÓN DE MARGARET MEAD
El mundo entero es un lugar
que rezuma hogares
donde poder vivir.
No se mide el amor a un hogar
por el tiempo
o por la antigüedad de sus hechuras
sino por la vivacidad que allí reside.
He visto el mundo y sé que es un hogar
de muchas chimeneas
desde el que al fin podré mirar
el vuelo de las ocas que se marchan al sur.
Fuente: Letra Atlántica Poesía
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