Un libro, y esa es la magia, siempre puede mutar en las manos del lector.
La Serie del proyecto "©ALTAR" continúa con "Beauty, Death” viaje a la poesía sonora de Susan Campos y Elise Plain.
Qué es la “poesía sonora”? La pregunta me remite a experiencias, obras y creadorxs concretxs, pero especialmente a Rocío Cerón, Maite Dono, Elise Plain … No puedo olvidar el día en que conocí a cada una de ellas…
Pero hoy quiero retroceder a una tarde en LAPIEZA, cuando Elise presentó Pan para la princesa (El Gaviero, 2011). Su voz me atravesó salpicando con sangre tibia zonas ocultas de mi memoria. Hacia tanto tiempo, pensé… que no volteaba la cara para mirar esos rostros de mí misma. Destellos reflejados en las gotitas de sangre, pensé. La Academia nos domestica (“formación” puede ser una palabra terrible). Envolví la experiencia en tejidos teóricos, y delicadamente la coloqué en el escaparate de meditaciones diarias. Sin embargo, y un verso de Juan Andrés García Román lo expresa parcamente: ”[…] andaba mothertheless por el mundo” (La Adoración, DVD, 2011). Y esas palabras me sirven de Epílogo para depositar ante vosotrxs, como a los pies de una madonna: “Beauty, death”
Sonará terrible, pero después de mucho pensar la música fue creada en un sueño, así de complicadamente simple. No puedo decir otra cosa, sería mentir. Si bien es cierto, la “de-formación” académica me obligó a escribir y perfilar el concepto inicial, “componer” la sonoridad onírica. Varias horas en el piano y el ordenador escuchando, corrigiendo, “depurando”… (otra terrible palabra), dieron como resultado un sonido premeditadamente “sucio”, “monofónico”, ¡vivo, con historia sonora propia!, como si de un insecto atrapado en ámbar se tratase… porque mi objetivo final, citando a Forugh Farrojzad, fue conservar el “eco de una canción” (Nuevo Nacimiento, 2003).
Sonará terrible, pero después de mucho pensar la música fue creada en un sueño, así de complicadamente simple. No puedo decir otra cosa, sería mentir. Si bien es cierto, la “de-formación” académica me obligó a escribir y perfilar el concepto inicial, “componer” la sonoridad onírica. Varias horas en el piano y el ordenador escuchando, corrigiendo, “depurando”… (otra terrible palabra), dieron como resultado un sonido premeditadamente “sucio”, “monofónico”, ¡vivo, con historia sonora propia!, como si de un insecto atrapado en ámbar se tratase… porque mi objetivo final, citando a Forugh Farrojzad, fue conservar el “eco de una canción” (Nuevo Nacimiento, 2003).
Este es un proyecto experimental, producto de mi actual investigación en poesía sonora. Tomadlo como un viaje exploratorio por sendas oscuras, como si yo fuera un científico loco, que experimenta consigo mismo…
Portada: "한국 시리즈 Korean series" (pieza Nº 4) de MONOPERRO, 2012. |
Fuente: Blog de Susan Campos
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