PAN PARA LA PRINCESA de Elise Plain
siento, siento, siento... rechazo los movimientos bruscos y me muevo con seda en los talones. Es instintivo, Pan para la princesa.
Creo haber usurpado una casa en verano. Elise, pequeña raíz, te enquistas y nos repartes tu pan en esta 'Primera cena'.
Aún me cabían más palabras, has venido para demostrármelo, sensaciones náufragas como antiguas islas, y tú, exploradora las tiras dentro como quien lanza confetti a las estrellas.
Apáñate, recomponlas todas, porque en esta locura estás envuelto y has aprendido más, a nombrar, a arañarte como un gato suicida.
Elise es arañazo sobre tu piel de cera.
Brainstorming azul, de plata y purpurina sólida, Elise.
En Elise vale todo. Todo no es un conjunto, es cada palabra.
Elise fue Matisse y fue Picasso en su etapa azul. El pan de la princesa era un mendrugo duro con sabor a comida francesa. Es Amelie hundiendo los dedos en las legumbres.
Hace falta mirarse dentro y destapar truenos y hadas, y romper la tapa de un volcán, eres tú. Elise te abre, y es tallo y es hoja, y pétalos, y aquellas partes de la flor que aprendí en la escuela.
Elise es levadura en esta efervescencia de pan azul.
Pan para una princesa, y el pan es migaja y molla, y corteza y pico, casi como los árboles a los que abraza nombrando en un todo cada una de las partes.
En este camino de baldosas Elise es Dorothy, pero camina sola -eso solo lo hace quien se conoce bien. Cummings y Whitman, acróbatas para este circo de palabras cósmicas.
Elise podría ser wasabi, porque se cuela en ti, y eras tú quien te creías en ella. Al leer Pan para la princesa compruebo que cuando digo "me gustan los pájaros", en realidad estoy diciendo "me gusta volar", "quiero tener alas".
Nívea, trasparente, etérea. Elise es vertical, yo diría casi gótica, es un tipo de aire que atrae el calor y la lluvia.
Atravieso las páginas, soy como el diletante que frente ante el piano deja caer travieso en picado su dedo hacia la tecla.
Al terminar soy pompa de jabón -así me veo- anhelo enamorarme y alguna flor ha crecido en mi pelo; aspiro simplemente a unos unos zapatos rojos de charol... pasan cosas extrañas, pasan cosas.
Maite Dono y Estíbaliz Espinosa, plumas doradas para abrir y cerrar en un abrazo el alfabeto Elise.´
María del Mar Domínguez
2 comentarios:
Gracias, María del Mar, por entender tan bien el libro (todo, cada palabra) y por componer un texto tan bello!
Gracias a ti, Elise, por este libro tan personal y mágico y gracias al Gaviero por su publicación.
María del mar
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