jueves, 11 de octubre de 2012

Muy pronto en el gaviero: El sueño de Visnú (David Meza)

David Meza

Sobre David y su libro 


David Meza es una de las voces emergentes de la poesía mexicana (y en lengua española) más importantes y contundentes del momento.  Sus poemas han sido publicados en varias revistas y antologías a nivel nacional e internacional y algunos de sus versos y ocurrencias han sido celebradísimos por los lectores, llegando a suponer sus palabras casi un himno generacional (véase su “Mil Novecientos Violeta”, en referencia al año en que nació, esto es 1990).
La poesía de Meza es una poesía de largo aliento, esto es, una poesía que se expande por la página cual hiedra que crece invadiendo una pared blanca: la voz, la generación, el país, la infancia, la poesía por la poesía y la brutalidad de nuestro tiempo son algunos de sus temas, y todos ellos los guarda en el libro El sueño de Visnú que la editorial El Gaviero Ediciones publicará por tomos a lo largo de los próximos meses.
Entre Juan Carlos Mestre o Roberto Bolaño, su verso es impredecible, su intención honesta, y el resultado que consigue: una verdadera delicia. 

Quién es David

Meza Ramírez, David (Ciudad de México, 1990)

Escribo un libro llamado Trimurti. Me gusta la magia, la relectura y ACDC. Creo en la poesía como en la gota de sangre que sucede al pinchazo. Formo parte de un grupo imaginario de poetas llamado Kraken. Me interesa la reivindicación del llanto, la ética como el arte. Estudio Letras Hispánicas en la UNAM. 


Qué piensa David de El Sueño de Visnú

La primera lágrima de un ángel (o Breves palabras sobre mi libro)

Empecé a escribir mi libro a los 19. Tenía la vida hecha polvo. Fue Rebeca Rojas (que es como me llamaba en ese momento) la que principió el grito. Luego la noche, con sus estatuas como errores. Mi vida entonces ondeaba del mástil pequeñito de mi pluma. Toda mi tristeza, toda mi risa, todos mis sueños. Después vino Luis, y dibujó una historieta en el cráneo de mi muerte. Frida me dio las ganas, se lo agradezco. En ese entonces una de mis hermanas (de apenas 13) intentó suicidarse. “Intentó tragarse todas las pastillas de la casa, y al pasarlas sintió que eran planetas resbalando por su boca”. Entonces llegó Leonel, otra de mis reencarnaciones. Tenía el cabello negro, un mazo de naipes. Y me dijo: No te detengas. Meses después nació Verónica, un ensayo demasiado inquieto para ser flor, pero también demasiado romántico para ser ángel. 
Es, El sueño de Visnu, (Vishnú, como lo escriben los eruditos), no el delirio de un dios azulado y sidéreo, sino el de un muchacho. El muchacho ahora tiene 21, está enamorado de Jazmín, y todavía tiembla de miedo en su primera clase. Escribo por necesidad. Mis amigos son las fogatas para el invierno de mi patria. Cada capítulo es un personaje, yo mismo no soy más que un personaje. La historia no sé bien quién la está contando. Y al punto: es mi primer libro. (En caso de que ésta sea mi primera vida. Si no, tratase sólo de uno más de mis poemas). El manifiesto, la mente, pues, del pájaro de estambre, está al final de Rebeca. Es la semilla de mi libro, el kilométrico fuego artificial antes de ser estallado. 
Tengo las manos puestas en el año 90. Miro la ola desde lejos, y le adivino el nombre: todavía. Es el desdoblamiento del yo. Bajo 4 de mis 7 cartas, de mis 7 caras. La noche dirá si está conmigo. Escribo: La magia arde como un fuego silencioso entre mis manos. Ya veremos. 
El autor agradece la publicación, saluda a todos, festeja la vida, estrecha las manos. “Esta mañana he decidido escribir, no poesía, no tratados, no alfileres, no escritorios, no mi vida o una novela, sólo escribir. Sólo tallarme los ojos con la pluma, para ver al mundo lleno de rayones,  y una de mis lágrimas sea tinta”.


Fragmento seleccionado 

* (Poema de aire)

Mi vida. Mi vida no. Mi vida nunca. Mi vida nunca fue un pájaro sangrando estambre por las alas. Mi vida nunca llevó en el cráneo una corona de astillas. Mi vida nunca fue. Mi vida no fue ni será mañana una mariposa apresada en las trenzas de una chica. Mi vida no fue ni tampoco es hoy un viejo corazón de madera. Nací el 24 de junio de un año que se rehusó a ser éste. Mi padre estaba borracho de níquel y envuelto en aluminio. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Mi madre me dio el nombre de Rebeca, y me talló los ojos con arena. Tengo miedo. El miedo usa una corona de estrellas. Hace 3 días soñé que mi padre me golpeaba. Hace 2 días soñé que mi madre me cosía la boca. No me reconozco. Miro el espejo y encuentro a un ángel deshojando el mundo. Tengo el terrible deseo de gritar mi nombre. Tengo el abecedario tatuado en los tobillos. Nací el 24 de junio de mil novecientos violeta. Nací en una pradera de tuercas y filósofos llorando rocas y esquirlas y teorías astrogramaticales encima de una rosa. Mi vida nunca fue un pájaro con las entrañas llenas de estambre parado en la estructura ósea de una estrella. No tengo recuerdos de mi casa. Pienso que soy un caballo con la mandíbula rota. (...)


Autor: David Meza
Título: El Sueño de Visnú
Colección: Salamandria 13

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1 comentario:

Liese dijo...

I can´t wait la fiesta que me espera.