Foto: Ana Santos Payán |
Y no hay que retroceder, porque el
tiempo no retrocede, porque el universo en su fluir no retrocede,
porque la mujer de Lot miró atrás para contemplar lo que había perdido
y la sal devoró su estructura, porque Orfeo miró atrás y perdió
lo que más quería. Por todo eso. No retroceder nunca.
Raúl Quinto, Idioteca
He soñado con dios
Dios estoy segura debe parecerse al sol
En mi sueño era luz
Una luz intensa y cegadora que calentaba
Muchísimo
Y yo me encendía
Y yo me encendía
Maite Dono, Circus girl
Tanto deseo en
medio de toda esta
tristeza de sal.
Sara Gallardo, Epidermia
Porque tu cuerpo huele a suavizante...
No. A sábanas recién tendidas bajo un sol de azotea en estéreo.
Alejandra Vanessa, El hombre del saco
Por la posteridad. Esa inflamación de la espera. Una llaga abierta en lo inerte y aliviada
con sal para que no cure nunca. El postre de la vida. Lo que rima entre tus ojos. Con
forma de Oh!
Estíbaliz Espinosa, papel a punto de
muy pronto,
antes de que llegue el verano con la sal
lenta
de las olas hasta tu ropa.
Alberto Santamaría, Interior metafísico con galletas
Entre sudores fríos te rompes las uñas blancas de sal.
Begoña Callejón, Cenicienta en sangre
Siento el calor como las mesas
Que les da el sol y nada más
Angélica Lidell, Almanaque poético
Al final, un frescor in fi ni to de algas y sal in-va-de
todo mi cuer po. ¿Qué tiene la
alegría?
Elise Plain, Pan para la princesa
Y si cierro los ojos
hay eclipse de sol hasta que vuelvo a abrirlos y sumergen al
mundo en rayos
color algarrobo.
Fatena al-Gurra, Excepto yo
somos dos estatuas talladas
por un grupo salvaje al sol.
Javier Corcobado, Yo quisiera ser un Perro
Atrás dejar la sal. Volver a casa.
Ana Gorría, Araña
El anhelo del Sol
nunca encuentra reposo
Carles Duarte, Los inmortales
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