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jueves, 22 de agosto de 2013

Gavierízate: los marineros del pasacalles "Aquavelos" ya lo hicieron

Foto: anagaviera


Factura de la luz. Estos horizontes móviles pueden con todo. Nada los amenaza, nada los arrasa. Soportan, como columnas de humo, la belleza.
Estíbaliz Espinosa, Papel a punto de de

Foto: anagaviera


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martes, 9 de julio de 2013

Poesía a la intemperie


Allí estaremos con bellos libros, magníficos autores, buenos amigos y mucha poesía.

Martes 16: Poesía del asfalto: recital de Óscar Santos y Paz Cornejo.
Sábado 20: recital-espectáculo de Estíbaliz Espinosa y Maite Dono.


Soria siempre maravillosa y cercana.

Os esperamos.


viernes, 17 de mayo de 2013

Día de las Letras Gallegas + Día Mundial de Internet = Estíbaliz Espinosa = papel a punto de

Hoy celebramos el Día de las Letras Gallegas y El Día Mundial de Internet. En la gavia la suma de estas dos celebraciones tiene nombre de mujer: Estíbaliz Espinosa. Quien conozca a Estíbaliz entenderá perfectamente nuestra lógica matemática: navegante de primerapixel, interconectora, voz, descifradora, trama, capturadora, cosmonauta, scifipoeta...

El Gaviero tuvo la suerte de publicar en 2011 la versión en castellano de su maravilloso poemario papel a punto de. Hace a penas dos meses la autora quiso compartir con todos nosotros la versión original en gallego. Aquí os dejamos este regalo. Aquí os compartimos la música de Estíbaliz, aquí sus palabras sin tinta.

Pincha aquí

La ilustración de portada es de Thomas Allen
y en el interior encontramos una ilustración de Pablo Gallo.

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viernes, 30 de noviembre de 2012

papel a punto de, de Estíbaliz Espinosa por Edgar Campos


Estíbaliz Espinosa

[…]

hemos advertido que has soñado con ella.

Sus dedos en tu lengua.

La que hoy teclea este texto con sus yemas secas

Las inundó toda la noche en el cielo de tu boca

[…]

Anotamos que su mano en tu boca te dolía.

Te dolía su inminente modo de no ser tuya.

Su dedo deslizó una mina bajo tu lengua

como un punto suspensivo perdido de su frase.



papel a punto de, Estíbaliz Espinosa, (2011)
                                                                                                                                            ***

Leer el libro de Estíbaliz es un acto de doble significado: muy rápido el libro se hunde en el libro para aparecer en su poesía. La cópula de contenido y continente parece inaugurar un espacio poético poblado de espejos aquí y allá. El libro de Estíbaliz es, efectivamente, un libro dentro de un libro. A lo largo del poemario aparecen los detalles del libro para formar parte del universo poético: la página, por ejemplo, forma parte del título de la primera parte materia oscura ([abismo y superficie de página]). De tal forma que el libro y sus intimidades salen a la luz. La tinta, tiene también parte de protagonismo en el poema “| tinta a punto de |”: « A las cinco hora solar encontrarán nuestros cadáveres / con la tinta de esta palabra entre los dientes.». Incluso el poema como texto impreso en una hoja también aparece como lugar fantástico por el que caminar: «Alguna vez te has sentado por la parte de atrás de un poema / Entonces la has visto a ella». Tanto es así que el lector puede verse a veces sorprendido por la tentación de volver la página y comprobar si se ve realmente lo que Estíbaliz dice que se ve. 

Pero no sólo la arquitectura del Libro indica un gusto por el cuerpo de éste, sino que además, el Libro es el lugar donde el lector como figura poética está involucrado en el desarrollo de la propia poesía. Algunas veces cómplice, otras víctima y en ocasiones cadáver, porque, como dice Estíbaliz en su poema “abra”: «Lo que la vida no permite tendrás que / morirte un poco / una vena de muerte, no más / basta para la pervivencia de los mínimos gestos». Esta participación de la figura del lector en el poema queda perfectamente expresada en el mismo poema “abra”: «Tendrás que intercalarte en el verso obstinadamente / con la decisión de la piedra de agua / que no sólo intercala / sino que se involucra, se incrusta». 

La escritura, o el tiempo de escritura, también se ven reflejados en la poesía de Estíbaliz. Basta a veces con un único verso de una sola palabra para que éste provoque la atención de la voz poética y que, inmediatamente después, el siguiente verso dé constancia de ese giro del poema sobre sí mismo. En otro poema, un tierno despiste de la voz poética conduce a ésta a perderse en la contemplación por una ventana, para finalmente confesar su olvido sin remedio. 

Leer y escribir parecen acoplarse y desarrollarse en un escenario muy concreto, entre las páginas de un libro, páginas que son camas desechas, la imagen para mí más fuerte de todo el poemario: «Es ésta una cama hecha para deshacerse». Más adelante, en el poema “| la mujer que |”, la imagen vuelve con todavía más fuerza: «y tu almohada blanca se deshilacha hacia esta página / y sobre ella tu sueño y su pelo se trenzan hasta el mediodía.» 

En definitiva, toda esta elaboración de una poética de los actos de lectura y de escritura parece querer dirigir la atención hacia esos elementos que estos dos actos tienen de ritual. O simplemente dirigir la atención del lector hacia aquella mágica e indescifrable esfera que siempre desprende el rito: la imagen, el sueño o la alucinación ―es decir su estética. 

Pero eso no es todo todavía. Es fácil observar de qué modo la poesía de Estíbaliz estructura un deseo de totalidad muy peculiar. El Libro es escenario del cosmos. Para demostrarlo basta con mencionar que las tres partes del libro se dividen en tres materias: materia oscura […], materia gris y fluido rosa. Pero no es un cosmos estático, sino que el Libro alberga la vida y duración de este mismo cosmos, es decir que la materia tiene un decurso, un Tiempo. El primer poema: “| la contención, el aliento |” marca ese mismo punto inicial a punto de. Después, el decurso o despliegue de la materia acontece a lo largo de todo el poemario, y finalmente en “| soak – somsok |”, el penúltimo poema del poemario marca el recogimiento o repliegue de ese mismo cosmos. 

Este universo móvil o viviente contiene toda una constelación de materias poéticas posibles e imaginables: la tecnología, la física cuántica, la matemática, las pasiones humanas, el intelecto, el cuerpo orgánico. Merece, por ello, especial atención el universo tecnológico que Estíbaliz pone en juego en su poemario ya que éste mismo padece las vicisitudes de este universo en constante movimiento y mutación. Me permito aquí transcribir unas pocas líneas de una de las magníficas y escasas prosas del poemario. Lleva como título  “| preguntas para un abismo a punto de |”:   


«Quién observará la lenta corrosión de los aerogeneradores de A Faladoira y el óxido deshuesando los argumentos de los triunfadores. De cualquier época y de un lugar cualquiera. Quién se apoderará del trono de una hoja de papel por un instante. Al dorso de esta página, quién dibujará el croquis de una nave celeste. Dime qué piensas, quién será, pregunto. Quién creerá en el espejismo de la vida escrita en medio del desierto de viva muerte. La maleza en torno a tus manos, quién la cortará. Quién verá al sol protagonizar la novela del firmamento, adoptar los gestos de un hongo nuclear y quién ―pregunto quién― se volverá carbón junto a este texto y todos aquellos textos ―pregunto quién― increíbles. En la mano de quién se fragmentará el último ejemplar de Swift, los ojos de quién serán los últimos en leer a Rulfo, junto al corazón de quién estallarán las Follas Novas desrevoloteando como una golondrina flechada en pleno vuelo. Quién por sobre ti por sobre mí verá cómo los tallos de hierba engullen lo humano. Digieren lo humano. Eructan lo humano en forma de quién sabe qué fruto o esperma o flor. Con su parsimonia algo macabra fotosintetizan ideas, se injertan en lo inolvidable. Con su torpeza de rama, su ceguera de raíz, socavan una casa abandonada. A los pies de una civilización. Quién irá desrepitiendo esas anáforas. Quién neiuq. Descosiendo el aliento vital, puntada a puntada, los televisores, los umbrales, las presas, los petroglifos, las bateas, los cines, las plataformas petroglíferas, los peep-shows, los grandes telescopios punto a punto, despuntando, reduciendo a hilachas la magnitud.»

Para acabar, me gustaría comentar una última idea que me parece subyace a lo largo del poemario y que solamente en “| soak – somsok |” adquiere cierta presencia y relevancia. A parte del anagrama del título (kaos – kosmos) que sugiere esa misma idea de repliegue que la poeta trabaja en los últimos poemas de papel a punto de, el poema también parece hacer alusión a aquello que a pesar de la corrupción, permanece: «lo transmoderno pasa a postmoderno / a moderno y a –sin más- antiguo / -y quien dice antiguo dice arcaico.» A mi modo de ver, dentro de este carnaval de la materia, donde todo parece correr hacia su fin y extinción, esa dimensión arcaica aparece como una tierra poética prometida, un espacio aparentemente intocable por este proceso de aniquilamiento, un espacio que a pesar de todo rápidamente queda violado por la voz poética: «y tocar por vez primera el rostro animal de nuestra joven madre». Aun así, para mí que, aparte de esta invasión táctil, esa dimensión de lo arcaico parece permanecer inquebrantable a lo largo del poemario, hasta el punto que en el poema “| caza |”, donde, «él, el cazador que en las estrellas vio el recorrido de la especie / y acostó semen sobre la hierba y la mujer amamantó”, es quien, poco después parece dictarle a la voz poética lo que debe decir. 

Hay por tanto, un claro movimiento de corrupción de la materia palpable a lo largo de todo el poemario y únicamente interrumpido por estas imágenes que ponen en juego lo primordial. Sin embargo, Estíbaliz, en una última vuelta de tuerca, parece querer sumergirnos en una dimensión trágica de la creación. En este teatro de la creación cósmica, el lector queda avisado muy tempranamente: el acto de lectura va a jugar un papel muy importante en la desaparición de la materia: «La extinción de las formas sigue tu ritmo de lectura». Por lo tanto, doble juego, doble filo: la poesía necesita de la actualización por parte de la lectura, como chispa avivadora,  pero a la vez encamina la poesía hacia su propia aniquilación. 

Edgar Campos (08/11/2012)

Gracias a Luna Miguel por hacerme descubrir a Estíbaliz Espinosa. 

La mayoría de poemas citados en el texto pertenecen a la obra papel a punto de publicada por El gaviero Ediciones, 2011. El poema abra, por su parte, fue publicado en la red para una antología de joven poesía gallega, aquí dejo el link para quien esté interesado: http://www.enfocarte.com/PoesiaGallega/espinoza.html

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martes, 27 de noviembre de 2012

"papel a punto de" Estíbaliz Espinosa en el blog de C C Rider


Foto: C C Rider

PAPEL A PUNTO DE    Estíbaliz Espinosa


Desaparecer desde Gutenberg ha sido la bola de escarabajo pero de papel que el hombre ha deglutido de un par de líneas. No siempre ha sido un terrón de boca pero sin lugar a dudas, indagar el espacio de cualquier materia, esa “inextinguible realidad increada” como decía René Chàr, se desprende como un suave iceberg que se da a leer. Bajo una aparente simplicidad que estructura Estíbaliz en   papel a punto de    es fácil encontrar el tigre, el que no está en el verbo, el macguffin. Transfinito, el papel mora en quien lo protege con el abrazo del tórculo, y con él acuña tres tigres-lugares-innominantes “materia oscura” “materia gris” “fluido rosa”. Aunque para ello la imagen de un terrón ha de ser cambiada por un desierto. [Nota mental- Mañana buscar el libro de Georges Perec, “Especies de Espacios”]

  " papel a punto de
  
Irrumpimos en esta geometría de cantos obedientes a la escritura como feroces carcomidos por una distancia de siglos.

No es más que un nicho de mercado dicen algunos. No es más que un esternón de calcio ausente en mi vida, dices tú. Como sobre una cama revuelta vendavalean mis sujetos con tu predicado. Es su silencio de venda el que nos hizo llorar. Es su aspecto de fotografía velada el que emborronó la luz del día. Sepulcro hermético de una palabra enclenque, aferrada a ti como a un cálculo de probabilidades. Fíjate bien, en su cuadrilátero apenas te noqueará la vida. Si bien nada de esto significa estar a salvo. La extinción de las formas sigue su ritmo de lectura. Rebotamos contra las paredes de esta cárcel del idioma, instalada sobre la estera de un desierto. Qué pájaro querrá beber de este charco de autocomplacencias. Qué humano se contemplará en toda esta agua por la que circula con lentitud de vaca el universo. Una huella seca significa más que esto, relata mejor lo que se entusiasma y se pudre.. A ver, un espejo de harina para el monstruo conmovido. La rectangularidad de este paisaje rebanará tu cuello. Hemos cultivado parterres con inocencia y experimento. Campo magnético de juegos de pelota y puntos y aparte. Schrödinger formula nuestra existencia en términos de ser o no observados. Leídos. Ahora la estricta regularidad de la página nos somete a sus guarismos: tu abuela asoma por el borde que has doblado y hay un borracho dormido entre las fibras vegetales. Nada de esto sucedería en el mundo digital. Las páginas no arderían como libros místicos, sino que se disolverían como gramos de almas. Algo estremece esto que tenemos entre las manos. Tálamo nupcial de la locura y la consigna. Emulsión cuadrada de área igual a base por altura entre los dos. Compuerta por la que cabalga la humanidad casi dispuesta a conquistarnos. Quién escribe y con qué intenciones. Se desalojó
de su materia y llegó a nosotros. Chip nervado. Seixo branco. Palma primitiva. La primera mano virtual. Fosa mariana herida por un rayo. Llaga que nunca termina de cerrar del todo. La lenta supuración humana. A punto de nieve su soledad.



Toda la elegancia y la ternura de un pañuelo doblado por nuestra madre al fondo del cajón que en contadas ocasiones miras. Factura de la luz. Esto horizontes móviles pueden con todo. Nada los amenaza, nada los arrasa. Soportan, como columnas de humo, la belleza. Salen indemnes de ella. No se inmutan ante nuestro informe forense. Saben dónde se esconde el delator sin delatarlo. Nunca se leen entrelíneas a sí mismas. Sellado con silicona preservan el corazón de los grandes. En una urna griega, las cenizas de un romántico inglés. En un cáliz que se aparta, las retinas celestes de un peruano. Resiste una copia en carbón de aquellos que se perdieron. Papel carbón.. Páginas de cortesía nos ofrecen su cálida nuca. Páginas, páginas, páginas. Demasiadas. Su insolencia. Léeme. A veces sosa su cáustica, aburrido su paroxismo. Las ocultas, las pálidas, las eclipsadas… Quién lo diría: células fotoeléctricas que se activan con tu mirada. Mazorcas de letras. Ristras de palabras. Hologramas viviendo su existencia a medias en el orden del alfabeto. Es ésta una cama hecha para deshacerse. Una levadura que levita. Cada expresión humana corre a esta ecuación a guarecerse. Del mundo. A pesar de nosotros mismos, su registro nos lamina en pasados y futuros, formas dichas y elididas, nombres propios y comunes. Lo mezcla todo. Sil y Nilo. Monelos y Amazonas. Su ciencia vacuna la ficción. De la escritura no esperes nada, la literatura con su forma de hueco de pala está excavando los contornos de tu muerte. Les planta flores y vías lácteas. En este laboratorio improvisado que fregamos desde los siete años, una casual sucesión de químicas orgánicas convierte esos contornos en bomba.

-
Una bomba permanente en suspense sobre la boca de un niño.
-
Es el hijo de tu hijo, radiactivado en la lectura.
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Thoreau cuenta, dice la historia –aunque de este vicio nunca fueron culpables los indios-, que mientras así festejaban, la colina se tambaleó hundiéndose de repente; aunque se salvó una vieja india llamada Walden, que dio su nombre a la laguna. […] …ya no hay misterio para mí y se me desvela el empedrador. Si el nombre no fue derivado de algún topónimo inglés –como Saifron Walden, por ejemplo- cabría suponerlo originalmente Walled-in Pound. Es adecuado acercarse a cierta poesía como si fuera una laguna mullida por heteróclitos y heteretrópicos, pues en la poesía de Estíbaliz, el mostrar se convierte en maullido, desde ninguna ciudad, desde dentro
 […
de entre todas las formas de hacerte inmortal
escogieron esta 
esta página.]
GATOS: Son salvajes en el corazón de las ciudades,
pero tímidos y asustados en el corazón de los bosques.
Ya no están bien en ninguna parte.
[“El circo del Dr. Lao”, Charles G. Finney]
Aunque como dijera Georges Perec en un  “Pequeño pensamiento plácido”
 Cualquier propietario de un gato dirá con razón que

los gatos viven en las casas mucho mejor que
los hombres. Incluso en los espacios más horriblemente
cuadrados, saben encontrar los rincones propicios.”

8y

Gato, lago. Redescubrir lo simple como convergencia de posibilidades; no solo divide sino que también (nos)reúne. Y como decía Deleuze además de Bergson “La diferencia interna habrá de distinguirse de la contradicción, de la alteridad de la negación. Este es el punto en el cual el método y la teoría de Bergson se contraponen a ese otro método, esa otra teoría de la diferencia, que llamamos dialéctica. Tanto a la dialéctica platónica de la alteridad como a la dialéctica Hegeliana de la contradicción”. Ojo, latido de pupila, sutura, secesión de la palabra. Retama dolida o en suspenso, musical huella con transustanción o sin ella, el milagro se produce. La poesía aún así se ha visto y sobre todo en occidente maltratada por un exceso de filosofía y por el romanticismo de origen apoderado. Citaré un texto tirando de la pestaña de “El libro de la almohada” de Sei Shonagon escritora, en el año 994 – “Cosas que hacen latir deprisa el corazón… Gorriones que alimentan a sus crías. Pasar por un lugar donde juegan niños. Dormir en una habitación donde se ha quemado incienso. Advertir que un elegante espejo chino está un poco empañado. Ver a un caballero que detiene su carruaje frente al portón y ordena a sus servidores que lo anuncien. Lavarse el pelo, acicalarse y ponerse ropas perfumadas. Aunque nadie lo vea, sentimos un íntimo placer.
Es de noche y uno espera una visita. De pronto nos sorprende el sonido de las gotas de lluvia que el viento arroja a las persianas.”-  Caminar rectamente debía ser para el japonés de la época un ejercicio de imaginación y juego, como un “bee-line El ritmo narrativo en Virginia Woolf, por ejemplo en “La marca en la pared” pasa por ser un camino vertiginoso pero de un modo inherente, implosivo, llevando al lector al punto que alimenta la red. Alejarse a una cálida minoría distanciándose de la multitud afirmando que se es todos. Alejarse del nicho de mercado, tajar el alarido de la información para sentir la comunicación. ¿En qué estaremos pensando?. "Sporco comunista", "mascalzone", "frocio", "fetuso"... ("sucio comunista", "sinvergüenza", "golfo", "maricón"...). Fueron las últimas palabras que escuchó Pier Paolo Pasolini antes de ser apalizado en mano de sicarios hasta morir en la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975. El muro contra el que colisionó el poeta italiano fue sin duda el muro que se obceca en usar las palabras como piedras de contrafuerte. Estiro una pestaña más del libro de Estívaliz y ahora, de la parte central en el libro, “materia gris” y de la parte horizonte en la vida. Será un golpe de cincel en la bruma para este otoño. Carve in etching. Será también preciso decir que ningún escritor es dueño de una lengua. En la medida en que somos pensados por la lengua.


     de Ciudad Juárez"
 
Dentro de este texto. Había algo.

Algo que olvidé, porque el olvido es lo único que dura
Y somos más lo que olvidamos.

He de seguir con este texto, ya que lo comencé.
Tus ojos mimetizan los míos cuando leen esto.
También aquí me detuve yo.

…en posición decúbito dorsal y vestida con pantalón de mezclilla…

Unas pocas palabras que duren para siempre nunca.
Las hay de la exacta duración de tu parpadeo en este instante.
Máquina. Animal. Cromagnon de refinada sonrisa
Esclavo de un algo que viene de más lejos

…de tez morena clara, 1’75cms…pelo castaño, ojos grandes color café, 24 años…

Es más duro aún acabar poemas de circunstancias.
La memoria es un artefacto cuya indolencia tiraniza.
No recordaremos aquello que merece la pena ser recordado.
Dentro de este texto había algo que ya no está.
Localizado el cuerpo de una mujer no identificada

…A veces, no les queda más opción que caminar solas por lotes baldíos y caminos sin iluminación…

A ellas.
Ya las recuerdo.
Le parieron hijos a la adversidad.
No tienen hijos. Son vírgenes.
No sé quienes son.
No les gustaba el café.
Les chiflaba el café.
Durante un instante parpadearon en este texto.
El texto acaba aquí.

  

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Foto: C C Rider
Fuente: mamaquchanayay

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martes, 6 de marzo de 2012

Pablo Gallo, el circunspecto pintor del norte por Estíbaliz Espinosa


| e rodarán cabezas! |
Terminators, Doctores Jekyll e Mr. Hydes, X-men, gente con bypass, el Capitán Garfio, o Lobishome... Desde hacía años, estaba claro que la nómina de híbridos en el planeta Tierra no podía quedarse tranquila sólo con la sirenas, los centauros, las manticoras, los grifos y las maricastañas. Esos triunfaron como híbridos en los tiempos de precisamente Maricastaña, pero no de los Tiempos Modernos que inaugura Chaplin-Charlot hibridado en la maquinaria del sistema. Los tiempos son híbridos por un lado e hiper por el otro y juntos forman un Zeitgesist Frankenstein al que ya ni se le ven las costuras. Los hiperhíbridos siguen ese camino torcido, son una suma mal efectuada que arroja el resultado de un monstruo en algún punto familiar, en algún punto espeluznante y en conjunto tierno. Pero no se me queden en la superficie: contemos su tierna y escabrosa historia.

Érase una vez que se era un circunspecto pintor del norte que había sido adiestrado por los jíbaros en el tratamiento, macerado y conservación de las cabezas cortadas. Pero mucho mucho tiempo antes de esto, nuestro circunspecto y fiel amigo había transitado por diferentes estilos pictóricos, muchos de ellos descorporeizados y deshumanizados, como Demasiada calma en la ciudad –una serie basada en cornechosemblemáticos de A Coruña, desde La Bombilla al cine Avenida con la peculiaridad de no mostrar ni un solo ser vivo en ellas, ni siquiera un perroflauta perdido- o diferentes bodegones o bazares en los que convivían pacíficamente muñequitos de Popeye con latas de anchoas El Veleroo bombillas marca Coltrane. Estas naturalezas muertas o moribundas resultaban enormemente satisfactorias. Pero gente... ¿quién necesitaba a la gente teniendo aspirinas, libros de Giotto y a Chet Baker? Sus formatos resultaban, con mucho, más seductores.
Sin darse cuenta, nuestro circunspecto pero entusiasmado personaje se vio hechizado por ciertos objetos que destacaban entre los demás con luz propia: se abrían y cerraban como válvulas, con hermosas caligrafías en su lomo, y estaban llenos de cosas que pasaban en la más absoluta quietud y silencio, un silencio como de scriptorium en un amanecer de resaca: los libros. El pintor pintó y pintó columnas de libros y gente con libros, incluso gente encerrada en el óvalo de su intimidad pero, eso sí, siempre con libros. Los espió por un agujerito y se convirtió ya no solo en voyeur sino también en bibliomaníaco. Libros que volaban, que hacían levitar, que aterrorizaban a sus dueños hasta la bibliofobia... Es más, veía un cuerpo desnudo y le parecía que le faltaba algo, un Tolstoi sobre la cabeza o un de Beauvoir en la mano izquierda, abierto en sus celulosas carnes. Se obsesionó con los libros. Los compraba por miles, les sacaba fotos, dormía con ellos tapaditos e incluso, en un rapto de mística devoción, llegó  a zamparse seis párrafos de la página 32 de un Vila-Matas. Se atragantó, naturalmente, pero en los segundos en que luchaba contra la asfixia, el gramaje y la tinta en cuerpo de letra 12 vio la luz: los libros habían sido escritos por alguien, alguien blandito y dibujable, con pinta de no ir a decir nada inteligente pero capaz de escribir el Ruido y la Furia a nada que lo dejases solo bajo un porche con un té y unos bizcochos.
Así que nuestro amiguito, el circunspecto y a veces algo delirante pintor del norte, se obsesionó de nuevo: esta vez con los escritores. Los retrató con devoción, deleitándose en cada una de las arrugas de la frente de Robert Walser y con especial regocijo en el ojo semicerrado de Borges. Era un modo de penetrar en sus cerebros, cerebros de escritores, sí, lo que le obsesionaba en el fondo eran sus cerebros... como a esos zombies que andan por ahí a la deriva, hoy en el cementerio y mañana en senados y cortes, sin oficio ni beneficio, salivando, deseando llevarse a la boca los hemisferios derechos o izquierdos en los que el talento para la música paga su alquiler mensual, hambrientos de bulbos raquídeos, cerebelos o de esos cuerpos callosos nuestros -que tan bien maridan con unos garbanzos y un Alfa Spiga 2006 Ribera del Duero-.
En fin, en su indagación nuestro cada vez menos circunspecto pero sí más exaltado pintor del norte entra en contacto con culturas devotas de la cabeza humana, desde la renacentista hasta la jíbara, desde la zombie a la desaparecida en la isla de Pascua. Y en su apoteosis extática investiga cabezas y lee libros, investiga libros y lee cabezas, hasta que una noche de luna llena bajo la que lee a Valle-Inclán deja escapar una involuntaria risilla maliciosa, nota un picor del pelo que le está brotando con furia tras las orejas y sobre la nariz, se ríe cada vez más alto y más maliciosamente y en absoluto para nada circunspectamente. Se ha decidido: RODARÁN CABEZAS. Los escritores son seres por naturaleza empáticos aunque nadie asegura que vayan a ser simpáticos, pero empáticos sí, se ponen en la piel de los demás, calzan cuerpos que les vienen grandes, se imaginan seductores y misteriosos, incluso escriben diálogos como si fuesen seductores y misteriosos cuando en realidad tartamuedean y el aliento les apesta a garbanzada, o se ponen en el lugar de un paranoico, un vaquero o una fugitiva aun cuando en el mundo real son ciudadanos de bien que pagan sus impuestos y murmuran azorados Gracias tras la vuelta de la cajera en el súper.
-Jugando a ser siempre lo que no sois, eh? –nuestro amigo pintor se carcajea con los colmillos fuera, un aspecto para nada circunspecto-. Yo os daré lo que no sois, amigos, yo os daré. ¡Jajajajaja! ¡¡¡Aquí van a rodar cabezas!!!
Y dando un trago a su viejo botijo se pone zarpas a la obra. Pronto rueda por el suelo la cabeza del propio Valle, don Ramón María con sus gafas de friki, y a ella se le suman las de otros dos conocidos Ramones de la época: Juan Ramón Jiménez y Ramón Gómez de la Serna, con una greguería a medias en los labios gordezuelos... Unas poses punkies por aquí, cazadoras de cuero y chapitas por allá... Voilà. Han nacido los primeros hiperhíbridos de su especie: Los Ramones.

Se destapa la caja de Pandora. Nuestro furibundo e iluminado pintor del norte corre de un lado a otro, de estantería en estantería, con la sangre turbia de tinta china y ahí  ruedan las cabezas de sus ídolos: Bukowski, Juan Rulfo, Beckett, Pla, Borges, Kafka, Artaud, Marías, Poe, Burroughs... nadie se libra de la masacre, ni los niños ni las mujeres: Simone de Beauvoir, Sylvia Plath, Amèlie Nothomb, Emily Brönte, Alejandra Pizarnik, Rosalía de Castro o Fuertes, me refiero a Gloria: todas caen presa de su euforia. Con una pasión de cirujano-en-TV-movie elige sus nuevas víctimas y sus nuevas identidades, sus asociaciones de celebrities a veces al azar dadá, otras veces razonables: Proust sólo podía encarnarse en la esponjosa muchachita de la Bella Easo y Hemigway en un cuerpo espirituoso como el del Capitán Haddock. Pero, ¿había algo en su genoma de narradores intradiegéticos que relacionase a Bolaño con Harry Potter o a Clarice Lispector con una conejita Playboy? Sólo nuestro querido, nuestro lunático pintor del norte podría saberlo.
Habían nacido. Y habían cicatrizado los hiperhíbridos.
Estíbaliz Espinosa, decembro 2011




Textos: Basho Bin-Ho

Prólogo: Eloy Fernández Porta

ISBN: 978-84-15048-04-6
PVP: 18 €
148 páginas micro-perforadas


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domingo, 26 de febrero de 2012

bienvenidos a bordo: crónica visual de un golpe de verso

Bienvenida en Pequod libros

La piel de Sara R. Gallardo en Almería

El golpista Camilo de Ory en imagen de archivo proporcionada por el autor. 

Pablo López Carballo y Javier Moreno creando mundos en Madrid

Elevación metafísica de Alberto Santamaría y Carlos Alcorta en Santander.

Resolviendo sonetos: Carlos Moseguí, Robert Juan-Cantavella y Luna Miguel en Barcelona.

Estíbaliz Espinosa y Antía Otero a punto de pantalla en A Coruña
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Noticia relacionada con: Crecer en la palabra

martes, 21 de febrero de 2012

Ocho años a golpe de verso


El próximo 23-F la editorial El Gaviero Ediciones celebrará por todo lo alto su octavo aniversario. Seis presentaciones para seis novedades en seis ciudades distintas: Almería, Madrid, Málaga, Santander, Barcelona y La Coruña son los lugares elegidos para presentar los últimos títulos publicados.

El pistoletazo de salida se dará en Almería el día 22. Allí se presentará el poemario Epidermia, de la joven Sara R. Gallardo (Ponferrada, 1989). Sara es periodista y actualmente termina sus estudios en Alemania gracias a una beca Erasmus. Además se contará con la presencia de Anabel Mateos (coordinadora del IAJ de Almería) y del poeta Juan Andrés García Román, quien tomará las riendas de la presentación. Epidermia es un primer poemario que ha causado mucho revuelo entre los lectores de poesía. En palabras de Carlos Fidalgo este primer cuaderno es un libro hecho de retales. Hecho de remiendos. Hecho de girones y arañazos. Y alguna dentellada. (Hora: 19.30. Lugar: Librería Picasso, c/ Reyes Católicos, 10).

El 23 de febrero el Golpe de verso continuará con cinco actos casi simultáneos en otras cinco ciudades. En Madrid el escritor Javier Moreno se encargará de presentar Crea mundos y te sacarán los ojos, una suerte de primera novela que, según Rosa Benéitez, trata de señalar el carácter ilusorio de la parte más tranquilizadora y confortable de la literatura. La condición siniestra que alberga el ámbito cotidiano de cualquier individuo. Su autor es Pablo López Carballo (León, 1983) conocido por su faceta como poeta y, sobre todo, por su importante labor como crítico literario. (Hora: 19.30. Lugar: Arrebato Libros, c/ la Palma 21).

A la misma hora que el acto de Madrid se desarrollarán las presentaciones de Málaga y Santander. En la primera ciudad el polémico Camilo de Ory (Segovia, 1970) dará a conocer junto al escritor José Luis González Vera, su nuevo libro de aforismos titulado 300: un recopilatorio espartano que recoge aforismos e ingeniosos estados de Facebook y que supone el segundo número de la pequeña colección de ensayo de El Gaviero Ediciones. (Lugar: Librería Prometeo, c/ Puerta de Buenaventura ,6 ) En la segunda se presentará el poemario Interior metafísico con galletas de Alberto Santamaría (Torrelavega, 1976). Alberto es poeta y ensayista, así como uno de los autores mejor valorados del panorama actual. El poeta Carlos Alcorta será quien presente este libro, definido por el propio autor como una road movie metafísica. (Lugar: Librería Gil, c/ Hernán Cortés, 23 )

A las 20 horas en la Librería Pequod de Barcelona (Carrer de Milà i Fontanals, 59) el novelista Robert Juan-Cantavella (Almassora, 1976) presentará su primer y experimental libro de poemas titulado Los sonetos junto con la bloguera y crítica Carlota Moseguí. El pasado mes la revista Quimera publicó una reseña del poemario Los sonetos en donde Raúl Quinto le dedica esta fantástica sentencia: El soneto es un animal salvaje, un dragón: Valente dio instrucciones de cómo pintarlo y Robert Juan-Cantavella nos exige darle caza.

Por último, en La Coruña, Estíbaliz Espinosa (La Coruña, 1974) sorprenderá a su público con la lectura y presentación de papel a punto de, complicado y deslumbrante, que ha conseguido captar la atención de críticos de la talla de Lector Mal-herido. En el poemario, dice Juan Mal-herido, hay mucha escritura como materia de sí misma, y ya desde el título se nos propone la sintaxis como un ADN fiabilísimo de las cosas que nos pasan. El ser en los poemas de Espinosa es siempre un ser para el papel, desde el papel o, mayormente, desde la errata. El acto se desarrollará en la Librería Cascanueces (Travesía de Cordonería, 10), de la mano de la también actriz y poeta Antía Otero. (Hora: 20.30).

En definitiva, estos seis libros y sus autores darán cuenta de la variedad y el compromiso de El Gaviero Ediciones por el arte de vanguardia. Seis propuestas estéticas muy diferentes pero que coinciden en la ausencia de complejos a la hora de enfrentarse al lector y en la búsqueda del pálpito, de la palabra exacta y de la hibridación.

La editorial celebrará así, a Golpe de verso, sus ocho años navegando, a lo largo de los cuales ha publicado 50 títulos más varias publicaciones no venales y una colección de postales Scifipoéticas. Comprometidos de manera especial con la poesía fuera de la edición, El Gaviero Ediciones también ha colaborado con distintas entidades públicas y privadas como ARCO, el Instituto Cervantes, la Feria del Libro de Madrid, la Semana Negra de Gijón o la Junta de Andalucía para sacar a ésta, la poesía, del ostracismo y marginalidad, y acercarla sobre todo a los jóvenes. El más reciente proyecto de gestión cultural ha sido la colaboración con Laboral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón para el desarrollo conceptual del LABoratorio de la PaLABra, un laboratorio experimental que ha trabajado la palabra desde aspectos educativos y lúdicos.

Apúntense, pues, a este 23-F y disfruten del Golpe poético. Disfruten de la palabra. 


sábado, 11 de febrero de 2012

Papel a punto de de Estíbaliz Espinosa por Unai Velasco



Papel a punto de es el primer libro que Estíbaliz Espinosa (A Coruña, 1974) publica en castellano, tras traducirlo ella misma del gallego. Este es un libro desalentador porque Espinosa nos conduce hasta el borde del aliento poético, donde este se precipita, y nos detiene ante él para indicarnos que nos demos la vuelta, que contemplemos el sendero que acaban de abrir nuestros pies: “Así contiene su aliento / nevado, sí, la página. // No. Se dice. / Palabras no. No ahora.” Pero este espacio de inminencia Espinosa lo ha convertido en territorio, no en página detenida, sino en página revertida o background o base de datos o cuello uterino. Tras una advertencia preliminar accedemos a un lugar de escritura cuneiforme o flujiforme”, tres líneas divisorias de la escritura:  “Materia oscura”,  “Materia gris” y “Fluido rosa”. En la primera, se suceden los grandes quebraderos del autor, la pregunta por el ser creativo (“Qué pájaro querrá beber de los charcos de la autocomplacencia”), la intemperie antropológica del creador (“Fósforo 1’3% / Encienden con un soplo este texto”) o la transustanciación de los referentes reales en semántica extraña (im)perecedera (“Somos fiambres de letras, papel sucio, tinta a punto de.”). Pero donde la banalidad afilaría su navaja oxidada de barbero descabellado, ella sabe acudir a una ironía que explota en muchas direcciones, sacando tajada de los registros más variados; no hay miedo a la metáfora encavernada ni a los aperos más modernos. En “Materia gris” salen al trasluz de la página los temas del poema, y Espinosa nos hablará de la importancia de las ciudades en su obra (Nueva York, A Coruña…) y coqueteará con lo cibernético o la evolución (“Oh, venga, levitemos. Dejémonos de bromas. Vamos allá.”). La última parte del libro es una vuelta de tuerca sobre lo femenino como elemento constitutivo, la relación con las madres (raza de mujeres) como base de escritura o ajuste de cuentas (“sobre cuanto nunca mamá nos dijimos”), una apología de la amazona moderna (esa presencia de Polly Jean Harvey), un diálogo con todas esas mujeres a punto de, con quien enfrentarse para salir todas escribientes, mujeres y victoriosas: “Ya eres una de las nuestras. / Te comprendemos, calla la boca. / Escribe, zorra.”
Unai Velasco

Fuente: Revista Nayagua

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martes, 20 de diciembre de 2011

Papel a punto de, de Estíbaliz Espinosa, por Agustín Calvo Galán



 Leo a Estíbaliz Espinosa y la recuerdo cantando en el Ateneu de Barcelona durante la celebración de las Jornadas Poéticas de la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña, ACEC, el pasado mes de noviembre. La conocía como poeta y como actriz, oírla cantar fue una sorpresa de lo más agradable. Y ahora, con su libro Papel a punto de en las manos, recién llegado desde Almería, -agradabilísima edición, con esa sabiduría y contención estética que aplica siempre El Gaviero a sus publicaciones-, escucho a New Order y me pregunto qué se perdió o qué se ganó en el paso de Joy Division a New Order, además de perder a Ian Curtis, se entiende. Mientras me lo pregunto, y busco alguna respuesta entre el punk, el post-punk o la música electrónica, leo a Estíbaliz y ni siquiera sé si a ella le gusta esta música que estoy escuchando, pero creo que le va bien a su libro y también va bien a lo que voy a escribir sobre él ahora.


Estíbaliz Espinosa es la Galicia que yo más quiero, la Galicia que ama su lengua, la Galicia que no cumple con los estereotipos y a la vez es la más gallega de las Galicias: la Galicia cosmopolita, la Galicia que no se acompleja, la Galicia que se renueva a cada instante, que vive en el ahora como única oportunidad de construir. Pero Estíbaliz no habla de su tierra en este libro, aunque nos informa que originalmente fue escrito y pensado en gallego. Aquí Estíbaliz escribe sobre la materia, no la materia poética, no la materia teórica de la existencia, sino sobre la materia sobre la que se escribe el poema: la página.
Dice ella en uno de los poemas:

“de entre todas las formas de hacerte inmortal
 escogieron esta
 (…)
 esta página. (…)”.


Esta página, tal vez ahora en la pantalla de un ordenador, es el aquí y ahora. Imaginar un futuro, un mañana, la inmortalidad vanidosa que otorga la literatura, es asomarse a la especulación o la inexistencia. Es así, Estíbaliz escribe sobre cosas esenciales, nada de las vacuidades a las que tantas poéticas nos tienen acostumbrados últimamente, ella va a la materia como los dioses afirman su identidad, es el presagio no de la inercia, sino del camino pisado conscientemente; y construye retazos inacabados, trajes que son un lenguaje suyo, propio, nuevo a los ojos de los demás. Construye metáforas –esa fórmula o antigualla de la poesía que sigue funcionando- de una manera maravillosamente heterodoxa:

“De nuestro afecto por la proliferación de la materia nacen dos patologías: la ciudad y el cáncer. Ambas tiene que ver con el miedo a morir”.

Al fin escribe sobre los tiempos modernos, sobre los tiempos de la incertidumbre, no sobre lo inmaterial de la existencia, sino sobre la cosificación de lo humano, y sin rendición o vergüenza estira del hilo y usa de la tecnificación o de la ciencia ficción o de la robótica o de la ciencia en sí (¿algo nos hará alguna vez comprender la materia?) para comprender lo que somos:

“Nuestra inmensidad. Tenemos que verla reducida
a texto”.


Es decir, en el caso de Estíbaliz, talento rezumando en cada palabra, en cada imagen de este libro, que no acaba con su lectura, ya lo dice el último verso: eso no es todo, porque su autora ha sembrado una semilla en cada uno de sus lectores y las páginas u hojas de papel que componen este libro no acaba con él, se ramifican en nuestro interior hasta el infinito, lo mismo que New Order seguirá sonando hasta la extenuación en True Faith.

Agustín Calvo Galán




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